lunes, julio 04, 2005

4-07-05

Hace calor, hace calor, tralarala... y que abras esa botella y brindemos por ella y hagamos el amor en el balcón.

Un poco exhibicionistas si que eran estos chicos. Porque si el balcón queda a la vista del vecindario colindante, serás la comidilla de todos. Siempre cabe la posibilidad de cobrarles, claro, pero con tanta peli porno en el plus, city tv y demás cadenas, poco sacarás, a no ser que seas muy diligente en este tipo de ejercicios. También importará si el balcón es adecuado para este tipo de trajines.

Ha llegado el verano, con él el calor, y con la canícula emerge esa fauna que únicamente se divisa en esta época del año y proliferan por discotecas y bares de moda: los “rodriguez”.

Una vez aparcados mujer e hijos, cual depredadores se ponen por montera la ciudad los martes y jueves, dispuestos a comerse las roscas que no se han comido el resto de las estaciones. Con sus mejores galas y un círculo más claro en el dedo anular que denota su condición por mucho que quieran disimularla, se encomiendan a Eros y que los ángeles custodios tengan cuidado de ingenuas en busca de amor verdadero, porque estos crápulas son de los de “aquí te pillo, aquí te mato” y “si te he visto, no me acuerdo”.

Un señor al cual quiero mucho y suelo hacer caso me ha dicho que un hombre prefiere mil veces ir a casa “de” antes que llevar a “la” a su casa, porque así es mucho más fácil escabullirse que echarlas de tu morada. Tiene razón. En ese momento en que te preguntas: ¿Qué diablos hago aquí?, como estés en territorio propio se te genera un gran problema. Por el contrario, si te encuentras en casa ajena, siempre puedes dejar una nota, inventar una excusa o, sencillamente, desaparecer sin más.

Y vamos a entrar en materia. Historias de una noche (o para no dormir). Cuanta mentira! Porque, hablando de orgasmos... realmente la primera vez uno se compenetra tan bien como para poder decir que es el polvo del siglo? Ja! Cómo hemos aprendido a fingir las mujeres! De ahí que existan tan buenas actrices de teatro. Me recuerda la famosa escena de “Cuando Harry encontró a Sally” y la sublime interpretación de Meg Ryan. Es tan fácil...

A los caballeros les toca pensar cuantas veces les habrán engañado...