viernes, octubre 29, 2004

29-10-04

A punto de terminar el mes. De empezar nuevo horario. De que llegue ese odioso 31 que me pone de los nervios. De cobrar. Del Simo, lo que significa trabajo, trabajo y más trabajo. De tener unas "palabras" con la empresa, que quiere que firmemos una especie de contrato blindado, al que me voy a negar, evidentemente. De dar carpetazo a una historia que empezó mal y acaba peor.

Credibilidad. Cuando alguien pierde eso a los ojos de los demás, que queda? Nada. Porque ya no puedes confiar, creer, tener fe. Y es importante.

Asociación de ideas: sensación de haberle fallado a alguien. Si hubiese sido "mi" coche, el miércoles por la noche habría estado en bcn para estar al lado de alguien. Lo siento. Depender de algo o de alguien en ciertos momentos es terrible.

Incoherencias: Quiero? no quiero? puedo? debo? Never say never again. Torres más altas han caído. Y yo no soy piedra ni mármol.

sábado, octubre 16, 2004

16-10-04

Hoy me he dado cuenta de que tengo unas ideas preconcebidas completamente erróneas sobre el comportamiento de la gente cuando quiere a alguien. Fijate tu que mis creencias hasta el momento pasaban por el respeto, el diálogo, la comprensión... entre otras muchas cosas (cuidarl@, mimarl@... etc, etc) Y resulta que no, nada de eso. Hay gente para la que no significa nada de todo eso. Prefieren tener pareja para humillarla, comportarse egoistamente y tratarl@s como si fueran basura. Y van tres...

Qué es lo único que quedó en la caja de Pandora cuando terminaron de salir todas las calamidades? La esperanza... Supongo que de esta historia griega viene el dicho de que es lo último que se pierde... Pero, qué es lo que pasa cuando se ha perdido también esto? cuando no ves luz al fondo del túnel? cuando todo te parece vacío? Alguna vez os habéis preguntado qué diablos estáis haciendo con vuestra vida? Por qué buscamos tan desesperadamente la felicidad al precio que sea? Por qué? Por qué? Por qué? La vida es complicada? Nos la complicamos nosotros? Nos gusta que sea así porque si no, caeríamos en la monotonía y no podríamos soportarlo? Qué es lo que deseamos? Cuales son nuestras motivaciones? Todo parecen ecuaciones sin solución...

Por desgracia, tenemos esa manía de intentar controlarlo todo, incluso los sentimientos; evidentemente a causa de un sinfín de experiencias desastrosas que nos han ido sucediendo a través de los años y que hacen que desapareza toda ingenuidad. Pero Bowari tiene razón, es imposible ponerle pautas al día a día. Las personas, las situaciones, son distintas cada vez. Y también nuestros puntos de vista. Lo que hace años podía parecernos un detalle sin importancia, a estas alturas se ha convertido en algo intolerable. O al revés. Somos cambiantes. Variables. No cambiamos nosotros, o sí, pero creo que lo que varía es nuestra perspectiva. Nos pensamos más las cosas y nos dejamos ir menos. Y aunque pienso que es un error soy la primera en actuar así. Hace dos años analizaba las cosas, pero era distinta. Entonces no me importaba líarme la manta a la cabeza. Ahora sí. Mucho. Y piensas en el futuro, ya no porque creas que tienes una edad, sino porque quieres tenerlo bajo control. Queremos garantías, y aunque sabemos que eso es imposible, pero no por ello dejamos que pedirlas. Lo peor es que más que a los demas, nos las exigimos a nosotros mismos. Seguridad. Estabilidad. Buscamos el "para siempre".

Sería bonito poder dejarse ir, hacer las cosas por el simple hecho de hacerlas, pero nos hemos encasillado demasiado. Tememos tanto al futuro como a lo que nos rodea. Eso nos convierte en incapaces para actuar más allá de lo establecido.

miércoles, octubre 13, 2004

13-10-04

Últimamente todo pasa por la noche. Será que soy noctámbula por naturaleza. O que la noche se presta a confidencias...

¿Está todo arreglado? No. Ni mucho menos. Se han establecido unas normas. Siguen las dudas. Incluso más. Porque me da por psicoanalizar. Y a cada pregunta aparecen más. Hasta el infinito.

Hasta cuando? No lo sé. Pero quiero estabilidad. La necesito. Prefiero la soledad ahora a otro desastre.

Me pregunto: ¿por qué la mayor parte de los hombres son tan cobardes? Empiezan algo, encienden hogueras y luego viene el miedo al compromiso. ¿Será porque cuando se empieza algo, por mucho que pueda aportarte también tienes que renunciar a algo y no quieren? Te dicen que están enamorados de ti pero, ¿que hacen? Nada. Que no quieren renunciar a ti porque mereces la pena (El "Porque yo lo valgo" empieza a ser útil) pero te preguntas... no será que se está engañando y lo único que ve es que eres "normal" entre tanta lagarta? Tantas ecuaciones sin resolver...

Y luego dicen que nosotras somos complicadas...

Lo intento, te juro que intento no vivir deprisa deprisa... pero cuesta. Demasiado esfuerzo.

Dejarse querer está bien, pero está mejor todavía la reciprocidad y, cuando piensas que no estás dando todo lo que puedes por tu parte, te sientes mal...

Ambiciosas y exigentes con nosotras mismas y también con los demás, no lo olvides. Buscamos una utopía, pero hasta que no abramos los ojos, seguiremos insatisfechas.

Creo que ya no se trata de bajar el listón, es más bien asumir que al otro lado del arcoiris vamos a encontrar lo mismo que en este...

Y cómo creemos que son las cosas?

"Enamorarme es decirte cuánto simpatizo contigo por sostener tan graciosamente el espejo en el que me contemplo para darme cuenta de mi amor por ti".

"Sufrir porque las cosas no son como yo me las había imaginado no sólo es inútil, sino que además es infantil"

"La realidad ES, y frente a ella las ilusiones se disipan"

El problema no radica en estas premisas, que tengo muy presentes, sino en que los demás las vean igual. Sincronía.

El deseo en si o el porqué del mismo y el fin que persigue?

Qué es el deseo? ¿un anhelo? ¿un reflejo de nuestras ambiciones y, por qué no, de nuestro miedos?. Cuando deseas algo realmente, cuando lo persigues con ahinco y lo consigues ¿qué te queda?. Unos dirán que satisfacción, tanto personal como emocional, otros que alcanzas la felicidad, los más pesimistas dirán que nada, que una vez llegamos a la meta, no queda nada... Lo bonito de ese fin es el proceso en sí

Desear algo? a alguien?

Lamentablemente parece que llevemos una caperuza como la de los halcones tapándonos la cabeza, solamente así me explico como podemos caer en lo mismo tantas veces. En algún post se hablaba de segundas y terceras oportunidades a nosotros mismos. Y veinte y treinta también. Pero es que ya no son oportunidades, son los mismos errores disfrazados.

El conocimiento de terceros cada vez se hace más cuesta arriba. Acabas pensando aquello de "cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro, gato, pitón, tarántula o lo que quiera que tengas como mascota" (aquí sirve hasta Barbie y Kent) Sobre todo si esos sujetos con los que casualmente tropiezas, te subestiman de tal forma pensando que vas a creer a pies juntillas todas las historias rocambolescas que te cuenten.

Odio los libros de autoayuda, o los que intentan que comprendamos mejor al prójimo, pero voy a tener que acabar creyéndome el título de ese gran "best seller" llamado "porque los hombres mienten y las mujeres no saben leer un plano" un estudio estadístico les daría la razón.

Ya no se trata de buscar un ideal o de tener esa sincronía perfecta. Es que estamos convirtiendo el conocimiento de unos cuantos espécimenes que nos rodean en algo tan complicado como la cuadratura del círculo (Si. Existe. Está demostrado. Pero sigue siendo difícil). Conocerse uno mismo es algo menos tortuoso, incluso cuando nos autoengañamos, porque al menos, una pequeña parte de nos, por ínfima que sea, sabe que no es cierto. Pero... cuando por la boca de los demás solo salen incongruencias? Necesitamos un exorcista. Y bueno.

martes, octubre 12, 2004

12-10-04

Otro día de fiesta. ¿Para qué? si lo voy a invertir encerrada entre estas cuatro paredes... No quiero salir de casa. No quiero hablar. Ni coger el teléfono. Es uno de esos días en los que me gustaría dormir, dormir, dormir...

Poleo hablaba ayer de decisiones (supongo que tres días seguidos conmigo acaban atacando a cualquiera...)

Yo quiero hablar de miedos. Y desilusiones.

Este es un escrito que nunca llegaré a mandar por mail. Ya no vale la pena. Pero ahí está todo lo que no he sabido comunicar en esas "charlas" que hemos tenido. Mis peores pesadillas. Mis temores internos.

¿Volcarme en alguien? ¿Y de que me sirve, si cuando la resolución parece clara, acaban así las cosas?

Aquí viene la frase típica - eres fuerte, lo superarás - Si claro, qué remedio. Estoy cansada de tanta fortaleza. Cansada de ser una ONG ambulante. Cansada de no poder ser yo. De medir mis palabras. Mis actos. De tener que vivir conforme lo que se espera de mí. De ir al trabajo cada día y tener que estar atenta a todo. De que me pregunten constantemente cuando deberían tener sabidas las cosas. No quiero mandar. No soporto la autoridad y me obligan a serlo. De desfacer entuertos que se podrían haber evitado. ¿Si pido asilo político a los aborígenes de Nueva Zelanda, me aceptarían? Seguro que ni así.

Y aquí va un extracto de lo que nunca voy a enviar...

"Días perdidos... quizá. Pero la comunicación, por desastrosa que pueda ser, es fundamental. Quizá he aprendido más de ti en estos días que en los meses que llevo hablando contigo. Ambos llevamos coraza, casi adamantina.

Miedos... muchos y variados. Para todos los gustos. De lo que menos miedo tengo es de equivocarme. Si no, no empezaría nada. Recuerdo mis juegos de pequeña, con las cartas y las fichas de dominó. Si se desmoronaba la torre que tanto me había costado construir, la volvía a levantar. Pues con mi vida, lo mismo. Puedo no creer en el para siempre, en el “vivieron felices y comieron perdices”... porque la vida no es así. Y me lo ha demostrado. Ojalá la equivocada fuera yo. Me gustaría. De verdad. Pero vivir encerrada en mi burbuja, como tu dices, no es la solución y lo sé desde hace tiempo"

Se me han pasado muchas cosas por la cabeza. Capricho no. Me encapricharé de unos zapatos, un reloj, nunca de las personas. Odio jugar y que jueguen conmigo. Ni utilizarlas. Otra cosa es que tenga pánico. ¿A que? A que yo si pueda ser un capricho para el otro; a que tenga una imagen de mí distorsionada, a que me transfiera cualidades que quiere ver y realmente no tengo; a que estén para “pasar el rato”. Todo eso duele. Y mucho. Más cuando hago un esfuerzo para no echar a correr, para abrir resquicios en la coraza; para no decirle al otro, al primer atisbo de peligro para mi estabilidad emocional, que no quiero volver a verlo nunca más. Lo he hecho. Puedo hacerlo de nuevo. ¿Quiero hacerlo? No. Pero intento poner barreras. Es algo innato. Protección. Supervivencia. Mi miedo es a pasarlo mal después. ¿Más vale prevenir que curar? En mi caso puede que sea así"

Miedo a sentir. Demasiado. A que sea unidireccional. A dar y no recibir.

No me gustan los estereotipos. Nunca me he fijado en eso. No lo entiendo. ¿Como alguien puede guiarse sólo por las apariencias externas? Hay más. Mucho más. Prefiero mil veces lo que hay detrás. Lo que se esconde en el fondo de las personas. Sus motivaciones, ambiciones, sentimientos. ¡Claro que me gusta George Clooney! ¿Y a qué mujer no? Pero sólo es eso, una fachada. No lo conozco. A ti a duras penas. Despacito. Y soy impaciente. ¿Defecto? Tal vez. O quizá quiera aprenderte. Pese a los miedos. Intento vivir mi vida con total intensidad. Lo quiero hoy, ahora, en este instante. ¿Para qué? Si me gusta, puedo repetirlo. Mañana, pasado y el otro, el mes que viene, el año próximo... También la experiencia me ha demostrado que la paciencia no es la mejor consejera en según que situaciones. ¿Quieres algo? Dilo. Así, sencillo. Y si puedes tenerlo, sujétalo fuerte y no dejes que se escape. Si la vida te da una segunda oportunidad, o la primera, o una cuarta, aprovéchala. No pienses en que sea la última. No hay cabida para eso. Intento ser realista. Ver desde el principio los defectos del otro. No quiero despertarme mañana pensando que no soporto alguna de sus actitudes. Prefiero ver lo malo desde un principio, no subir a nadie al pedestal ni que me suban a mí. Las caídas desde lo alto son malas. Solo pensar si soy capaz de convivir con esos defectos. Si es así, adelante.

Soy una persona adulta, trátame como a tal. Nunca aceptaré un porque si o un porque no si no me los razonas. Quiero saber. Y quiero saber la verdad. La peor decepción es que me engañen.

Me preguntabas que es lo que quiero yo. Difícil pregunta. Quiero poder compartir mi vida con alguien. Volver a decir “te quiero”. Y que me lo digan. Quiero a alguien que comparta mis inquietudes. Que me escuche sin intentar solucionarme la vida. Que acepte mis opiniones. Que se tome en serio lo que digo. Que me siga en mis “locuras”. Que confíe en mí. Mucho pedir, ¿verdad? Demasiado exigente. Lo sé. Pero no me conformo con menos. Y al mismo tiempo lo temo. Por qué? Porque tener todo esto significa dependencia emocional. Y volvemos al círculo vicioso... ¿Recuerdas con que palabras te fuiste el jueves? Yo sí. Qué lástima tener tanta memoria... Dijiste que me fallabas... y has vuelto a hacerlo. Te voy a contar algo más de mi historia reciente. Los motivos por los que dejé a J, además del alcoholismo, las mentiras y las infidelidades. Lo que acabó de estropearlo todo fueron sus ausencias. Decir que venía y no se presentaba. Evidentemente porque se lo pasaba mucho mejor en cualquier bar emborrachándose o de fiesta con los colegas. Aparecía al día siguiente pidiendo perdón. Y le perdoné mucho. Pero es algo por lo que no voy a volver a pasar. Nunca más. No quiero viajes, no quiero balnearios, no quiero cenas. No quiero nada de todo eso si cuando realmente te necesito no estás a mi lado. No compensa. Ya ves, ni soy rubia, ni pacífica, ni la persona encantadora que pretendes que sea. Mis gatos forman un pack conmigo. Hay una frase que dice “quien me quiere a mí, quiere a mi perro”. Sólo se tiene que extrapolar a los mininos. Soy egoísta, como todo hijo de vecino. Lo de mal carácter... dejémoslo en carácter. A secas. Y me importas, claro que me importas. Mucho. De los cuatro días que llevo pensando, es lo que más definido tengo, si no, ¿de qué iba a estar haciéndome tantas preguntas?. ¿Es eso lo que querías oír? Pues aquí lo tienes. Pero esa “actitud” que me has demostrado es algo con lo que no puedo ni quiero vivir. Y la gente no cambia. Por nada ni por nadie. Ni siquiera por ellos mismos."

Ahora tenéis una idea más clara de mi "Kaos" particular. Puedo con ello. Lo llevo siempre conmigo. Ya estoy acostumbrada.

viernes, octubre 08, 2004

8-10-04

Noche rara. Especial. Intensa. Dormir poco y pensar mucho. Afectos perdidos y reecontrados. Dialogo. Despedida. Una y posiblemente no más. Porque hay un antes y un después. De tí. ¿Luz al fondo del túnel? Aún no lo sé. Tantas preguntas sin respuesta... Todo duele. ¿Duele el amor? Si. Nada tan cierto como eso. Cómo no iba a hacerlo si están en juego mentiras, sentimientos, decepción, pasión, dudas, traiciones... Otra forma de gnosis. De uno mismo. Una noria. Vueltas y vueltas pasando por el mismo punto. Una y otra vez. Pero hay algo que cambia siempre. El ángulo de la mirada. La perspectiva. Día o Noche. La música que acompaña el giro. También la ruleta. La del casino, no la rusa. Apostamos. Pero las combinaciones son infinitas. Rouge. Noire. Manque. Passe. Up. Down. Split. Street. Corner. Square. Apostarlo todo a un sólo número. Arriesgado. Pero efectivo. Te lo devuelven con creces. El 0. El vacío. Especie de suicidio. Ganemos treinta y ocho veces lo que apostemos o solamente una, la banca siempre se lleva la mejor parte.

Qué parte es la banca?

Rien ne va plus, les jeux sont faits.

miércoles, octubre 06, 2004

6-10-04

He vuelto. Como Fredie Krueger. Jason. El un, dos tres.

Un globo. El que lleva Aka desde su operación. Dos globos. Para alzarse en pos de la tormenta. Tres. Los que ocupan mi cabeza.

Tres. Tres largas semanas hasta llegar a las vacaciones. Tres amigas que vienen conmigo. O yo voy con ellas. Tanto monta, monta tanto.

Dos. Dos días para un fin de semana eterno, para emplear bien el tiempo. Tiempo para la introspección. Para desaparecer. Así, despacito. Siempre hacia el interior.

Uno. Uno mismo. El otro.

El ratón que he cambiado y ya funciona correctamente. Hoy tengo ganas de imaginarme cosas. Un mar embravecido. Cabalgando las olas. Lluvia contra los cristales y después... el silencio. Profundo. Denso. Callado.

Intento recordar buenos momentos.... pero hoy no puedo. Sólo recuerdos agridulces. Y que la vida es injusta. Añoro gente a la que amé, que amo y también a la que amaré en algún momento. Hoy me siento sola. Mucho. El momento de transición ha pasado. Altibajos. Demasiado en poco tiempo. Euforia. Llanto. No me gusto nada hoy.