sábado, octubre 16, 2004

16-10-04

Hoy me he dado cuenta de que tengo unas ideas preconcebidas completamente erróneas sobre el comportamiento de la gente cuando quiere a alguien. Fijate tu que mis creencias hasta el momento pasaban por el respeto, el diálogo, la comprensión... entre otras muchas cosas (cuidarl@, mimarl@... etc, etc) Y resulta que no, nada de eso. Hay gente para la que no significa nada de todo eso. Prefieren tener pareja para humillarla, comportarse egoistamente y tratarl@s como si fueran basura. Y van tres...

Qué es lo único que quedó en la caja de Pandora cuando terminaron de salir todas las calamidades? La esperanza... Supongo que de esta historia griega viene el dicho de que es lo último que se pierde... Pero, qué es lo que pasa cuando se ha perdido también esto? cuando no ves luz al fondo del túnel? cuando todo te parece vacío? Alguna vez os habéis preguntado qué diablos estáis haciendo con vuestra vida? Por qué buscamos tan desesperadamente la felicidad al precio que sea? Por qué? Por qué? Por qué? La vida es complicada? Nos la complicamos nosotros? Nos gusta que sea así porque si no, caeríamos en la monotonía y no podríamos soportarlo? Qué es lo que deseamos? Cuales son nuestras motivaciones? Todo parecen ecuaciones sin solución...

Por desgracia, tenemos esa manía de intentar controlarlo todo, incluso los sentimientos; evidentemente a causa de un sinfín de experiencias desastrosas que nos han ido sucediendo a través de los años y que hacen que desapareza toda ingenuidad. Pero Bowari tiene razón, es imposible ponerle pautas al día a día. Las personas, las situaciones, son distintas cada vez. Y también nuestros puntos de vista. Lo que hace años podía parecernos un detalle sin importancia, a estas alturas se ha convertido en algo intolerable. O al revés. Somos cambiantes. Variables. No cambiamos nosotros, o sí, pero creo que lo que varía es nuestra perspectiva. Nos pensamos más las cosas y nos dejamos ir menos. Y aunque pienso que es un error soy la primera en actuar así. Hace dos años analizaba las cosas, pero era distinta. Entonces no me importaba líarme la manta a la cabeza. Ahora sí. Mucho. Y piensas en el futuro, ya no porque creas que tienes una edad, sino porque quieres tenerlo bajo control. Queremos garantías, y aunque sabemos que eso es imposible, pero no por ello dejamos que pedirlas. Lo peor es que más que a los demas, nos las exigimos a nosotros mismos. Seguridad. Estabilidad. Buscamos el "para siempre".

Sería bonito poder dejarse ir, hacer las cosas por el simple hecho de hacerlas, pero nos hemos encasillado demasiado. Tememos tanto al futuro como a lo que nos rodea. Eso nos convierte en incapaces para actuar más allá de lo establecido.