domingo, junio 12, 2005

12-06-05

Contemplo el atardecer en la playa. Hoy era la música de las olas la que me acompañaba. El mar intranquilo, como mi estado anímico. Siempre en constante movimiento, rompiendo con fuerza, impregnando con su olor todo lo que le rodea. El horizonte se desdibujaba y no podía apreciarse donde finalizaba el mar y empezaba el cielo. Los aviones pasan y me pregunto a donde se dirigen los pasajeros. Negocios? Viaje turístico? Reunión familiar? Vienen a reecontrarse con sus seres queridos? Qué pasará en estos momentos por sus cabezas?

Hoy he ido a ver el festival de primavera de mis compañeros de danza. Ha sido duro. Mucho. Porque él ya no estaba y yo no podía hacer otra cosa que imaginarlo en cada baile. Uno en concreto, que estrenamos hace un par de años y en el que justamente lo tenía como pareja. Octubre queda lejos en el tiempo, pero sigue siendo ayer en mi cabeza. Las lágrimas han aparecido desde el principio. Así habrán salido las fotos...

Es difícil echar de menos a alguien cuando sabes que nunca más volverás a verle. Porque hay personas que pasan por nuestras vidas en algún momento a las que, aunque no podamos recuperar afectivamente, sabemos que están ahí, en algún lugar. Él no. Solo queda en nuestra memoria. Por él, por lo mucho que disfrutaba bailando, volveré al Esbart aunque duela cada paso, cada compás, cada ensayo, cada actuación. Porque lo quise mucho, porque lo sigo queriendo. Porque la vida continua y él querría que así fuera.

En recuerdo de mi amigo J.A.

No es Blanes, pero es el mar.