lunes, junio 20, 2005

20-06-05

“Cosim camman denoctusd” es la frase que utilizan los sbirneflis de la Antípoda Oscura para denominar la calma que precede a la tormenta. Así me siento hoy. Calmada, tranquila, imperturbable. Más o menos como el peñón de Gibraltar pero sin monos.

Puede ser que la música tenga algo que ver. Joe Hisaishi y su “Spirit Away”, Angelo Badalamenti y “The straight story”. Si son capaces de amansar a las fieras, algún efecto beneficioso tienen que producir en mí. Preparáos, que pronto descargará

Imagen curiosa del día: dos gaviotas posadas en una valla de contención y otra encima del capó de un coche contemplando quién sabe qué, porque el panorama que tenían delante no era demasiado esperanzador: cemento, cemento y más cemento. Qué hacían dirigiendo su mirada a otro lado que no fuera el mar? Tal vez están hartas, lo pueden ver cada día, aunque no sobrevivirían sin él.

A veces a nosotros nos sucede lo mismo. No somos conscientes de lo que tenemos porque estamos convencidos de que no va a desaparecer. Quién sabe cómo actuaríamos si supiéramos que mañana ya no va a estar ahí. Y no estoy hablando de pérdidas físicas, sino de lo que nos dan y recibimos con tanto desapego. Si no te importa, adelante, no lo vas a sentir demasiado. Pero si te importa y no lo demuestras, quizá llegue un momento en que sea demasiado tarde para ello y tengas algo más de lo que arrepentirte en la vida. Claro que hay quien se encogerá de hombros, hará un mohín y pensará que si es lo que tenía que pasar... Ser tan fatalista no es el camino.

Tirar de la cuerda se acaba volviendo tedioso. O cansino. Para que nuestra poleilla/polilla/alcachofa esté contenta, voy a poner la frase que tanto le ha gustado, aunque en otro contexto. Es del género gilipollas esforzarse tanto en algo que quizá no vale la pena. Véis? Ya empieza la tormenta. La interna. Los demonios intentan fugarse y campar por sus respetos. Mi templanza dura poco. Me mueve la pasión y no el cerebro, por mucho que mi “alter ego” se empeñe en hacerme recapacitar. Andarse con pies de plomo es recomendable, ciertamente, pero tiene algunas desventajas. La pirmera es que no vives. La segunda es que, lo que puedas vivir, no lo disfrutas por entero. La tercera es esa de que la historia no dice nada de los cobardes. Entonces... a qué esperamos? Yo quiero sentirme viva. Ahora o nunca. Tomo una frase prestada: arrepintámonos de lo que hemos hecho, no de lo que hemos dejado de hacer.

No hay montaña demasiado alta, ni valle demasiado hondo, ni rio demasiado profundo para que no vaya donde estés. Bonitas palabras. Me estaré volviendo sensiblera... pero siento la necesidad intrínseca de decirle a la gente que quiero que los quiero. Quizá porque la vida es demasiado efímera para desperdiciarla guardando los sentimientos para mí misma. Se ha de vivir hacia fuera, nada de hacia dentro, que tal vez, y solo tal vez, mañana no estés tú. O no esté yo.

Sayonara, baby.