sábado, junio 25, 2005

25-06-05

La luna llena del 23 cambió algo. Rielaba sobre el mar con el rumor de las olas de fondo, mientras cerca, pero remotos, los bongos sonaban y los malabaristas del fuego hacían equilibrios con las antorchas. Mi primer baño de la temporada. Inolvidable.

La verbena se convirtió en mágica por conjuros propios. En algún momento de la noche se dieron cita en el punto neurálgico de la casa corrientes telúricas capaces de convertir todos los deseos en realidad. Lo que hace el P2... Desear es poder, dicen...

Primeros acordes de guitarra y empieza la canción... “Kiss me...” Por qué será que a veces somos capaces de ver a simple vista lo que a otros les es imposible? Quizá se puede atribuir a una comprensión especial del género humano, (antropología social)?, a ese sexto sentido tan denostado?, a tanto psicoanálisis propio y ajeno? Puede. Y cómo podemos hacer para que los demás lo vean tan nítido como nosotros sin morir en el intento? Porque hay quien mata al mensaka... Es mejor no hurgar en la llaga? Hacer oídos sordos y la vista gorda? Enterrar la cabeza en la arena como el avestruz y esperar que todo pase? He ahí el dilema.

He tenido noticias de mi abogado favorito. Se niega a aceptar la realidad, pero no me siento con fuerzas para debatir más con él. Same old scene. Siempre he defendido la tesis, quizá errónea, quizá verdadera, no lo sé, de que no puedes estar con alguien sin estar enamorado. No se puede esperar amar a alguien después, o te enamoras o no lo haces, pero hay quien está ciego ante eso. Cómo se puede estar por estar? Cómo puedes perderte la pasión del principio? Que el enamoramiento dura más o menos y después viene el amor? Si. O no. Pero sin ese principio fundamental, qué es lo que queda luego? Algo tan frío y cerebral que nunca llegará a buen puerto. O sí, pero no lo practico ni comulgo con la idea. Y si por miedo no te sueltas te estás perdiendo lo más bonito que tiene el Amor, con mayúsculas. Que después no funciona? La vida es como la caja negra de los aviones, hasta que no ha pasado no te das cuenta. Pero no arriesgarse nunca deja tras de ti un sinfín de oportunidades que nunca se volverán a presentar y quien sabe si alguna de ellas... Se lo he repetido hasta la saciedad pero él ni caso, a su bola.

Será que estoy hipersensible en esta etapa de mi vida. Será que transito por ese mundo de perspectivas donde todo se ve mejor, más diáfano, de un realismo tal que con solo cerrar los ojos puedes sentirlo, olerlo, vivirlo. La música se convierte en emociones fluctuantes que se instalan en el esternón y suben, suben, suben hasta provocar una descarga de adrenalina siempre distinta, siempre variable, que me hace sentir en paz. Tanta objetividad asusta. Es como si mi cuerpo se deshiciera de su envoltura y pudiera observar desde el aire todo lo que ocurre debajo. Tengo miedo. De mí misma, de lo que pienso, de lo que siento, de lo que soy capaz de ver...

Le pido a Selene que transmita mis mensajes y ella accede gustosa a mis deseos porque le gusta hacer de intermediaria. Neptuno se convierte en mi aliado transportando en sus profundidades mis pensamientos más ocultos. Eolo me presta su ayuda en momentos de necesidad... qué me falta? Las alas de Mercurio para ir por delante del carro de fuego del amanecer. Ya no quiero que amanezca. Que sea el canto del ruiseñor quien impere para siempre, no la alondra. Que la noche se adueñe del mundo y, en ese momento de duermevela, hora de brujas y calderos, se pare el tiempo, haciendo eterno el instante.

Romeo no morirá esta vez. En este cuento que yo cuento al final no acaba mal