martes, abril 05, 2005

5-04-05

Si las musas y los hados no me hubieran abandonado para irse a jugar la timba semanal de poker (están sindicados y exigen un día libre), sería el momento adecuado para componer una canción. Lo que se puede hacer con cuatro acordes... Y si no, que se lo pregunten a Ben Harper. "Waiting on an Angel". Yo quiero hacer algo así algún día.

De momento, como me siento incapaz de versar las palabras, me dedicaré a escribir, que tampoco es lo mío pero al menos no le duelen los oídos a nadie.

Me levanto crispada a diario ¿que por qué? porque en la finca adosada a la mía tienen un chucho al que sueltan cada mañana y se pone a ladrar en cuanto sale a la terraza. Nunca antes había tenido tantas ganas de atomizar algo que se moviera sobre cuatro patas, que a los de dos ya sabemos que si.

Ausente de este mundo, me espera el salón de baile mientras las arañas de cristal se reflejan en los espejos dándole un aire irreal a la estancia, como de otros tiempos. Rodeada de rostros escondidos tras antifaces de satén, sin saber hacia donde dirigir la mirada. Una bruja me ofrece mi muñeco preferido y un buho revolotea cerca. Las escaleras dibujan arcos inimaginables, convirtiendo el sueño en pesadilla. Mi laberinto es emocional y dudo el camino a seguir.

Pero llegará el día en que, como cierta protagonista, podré decir: -No tienes poder sobre mí-

¿Qué hago a estas horas de la madrugada delante de 800 x 600 píxeles? También me lo pregunto. Y más cuando me espera Mundodisco y esa señora muerte que se va de pesca dejando que un simple aprendiz se encargue de llevar las almas al otro mundo.

Mis 21 gramos necesitan un respiro