jueves, enero 13, 2005

13-01-05

El tic tac del reloj marca inexorable, lento, cada minuto. A partir de cierto punto no hay retorno. Yo lo he alcanzado. Prueba superada. Eso sí, with a little help from my friends o, para los no anglófilos y en versión libre, con la ayudita "inestimable" de mis amigos. A ellos van dedicadas las bienaventuranzas.

Bienaventurados los egoístas, los mezquinos, los envidiosos, los celosos y los interesados porque ellos conseguirán que me reinvente de nuevo, que sea un poquito, o un mucho, peor. Alguno me dejo, seguro, pero tanto da. Con estos "cinco lobitos" basta y sobra para ver la luz. No dar, he ahí la cuestión. Cerrar los ojos y hacer oídos sordos a cualquier tipo de requerimiento. Ser témpano de hielo, roca, insensible a todo para no despertar remordimientos ni conciencias.

Shylock decía: "¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, organos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos cosquilleáis ¿no nos reimos? Si nos envenenáis ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso."

Me hago eco de sus palabras. Ni soy más, ni soy menos. Se acabaron las rebajas.

No todas las oscuras golondrinas volverán de tu balcón sus nidos a colgar, recuerda las que el vuelo refrenaban al contemplar tu hermosura y mi dicha. Esas no vuelven.

Surcando los atardeceres cual golondrina, planeando sobre tejados diurnos como gaviota, convirtiéndome de noche en ruiseñor y al amanecer en alondra; ha sido en vano. Intentando hallar respuestas a mil y una preguntas surgidas de vigílias en soledad, inicié espiral decadente hasta sumergirme en el océano. De repente, solo el silencio. Silencio opaco y profundo. Ahora me muevo en oscuras cavidades, desplazando a cámara lenta arenas y lodos, esperando vislumbrar un rayo de luz, esa franja refractaria que promete amaneceres...