domingo, enero 30, 2005

30-01-05

Puedo escribir los versos más tristes esta noche... Así empieza Pablo Neruda el poema numero veinte. Yo también puedo, ¿por qué no? si él fue capaz, vamos si no tengo pesares por contar...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que nada tengo. Sentir que todo lo he perdido.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo quería quererle, y él no me quiso porque nunca nada le importé, ni siquiera se daba cuenta que existía.

si lo pulimos un poco... Solo hay que dejarlo salir. Dejar que el pozo se desborde, la copa se derrame y arda Troya.

Empezar de cero... cada vez se implanta con más fuerza esa idea en mi mente. Another country, another woman. Un lugar donde no haya nada ni nadie que me recuerde quien soy, la persona que he sido. Remoto país lejano donde flores sean regadas por mil lágrimas no vertidas; montañas ocupadas por esclavas palabras, mares entretejidos con los cielos del pensamiento, lunas iluminadas por sueños no vencidos. La araña va tejiendo sin cesar, tendiendo hilos hasta conformar un bonito escaparate.

Octubre, cuando nada importaba, queda lejos. Claro que ahora siento menos que antes. Lo social, familiar, sentimental y económico-laboral al mismo tiempo ayudan a insensibilizar cualquier apéndice. Son como las siete plagas condensadas en cuatro. Abrir la caja de Pandora y que salgan todos los demonios. ¿Después? El diluvio universal. Y el olvido...

¿Te has parado a pensar que tal vez no sea un estado melancólico transitorio, sino la concatenación de una serie de hechos que llega a vencerte?

Claro que da miedo! Y hay dudas y sentimientos encontrados, pero no por ello deja de prevalecer la idea primigenia. Formatear tu vida. Una vida con la que ahora mismo no estás de acuerdo por todas las circunstancias que te rodean. Una vida que no te llena. De la que te sientes prisionero/a. Alguien a quien quiero me decía ayer que no lo viera como una huída, sino como una aventura por empezar, nuevos retos, cosas por descubrir. No soy capaz ahora mismo de visualizarlo de esta forma. Me contento con tener ganas de emprender algo, sea lo que sea, porque la apatía se ha enseñoreado de mi mente.