domingo, mayo 22, 2005

22-05-05

Hora? Indeterminada esperando a Poleo. Vestida de rojo y negro en honor a alguien, aprovecho los últimos minutos para dejar el comedor adecentado. Suenan los primeros acordes de I’ve got you under my skin y yo, escoba en mano, no puedo evitarlo y doy los primeros pasos... La escoba pasa de una mano a otra, haciéndome sentir Fred Astaire, Gene Kelly o el mismo Sinatra; bailo con ella, alrededor de ella, mi escoba y yo giramos como si fueramos un solo ser, mientras la voz enmudece y suenan las trompetas. Me imagino a una parte de la orquesta levantándose para tocar esas notas, la pista de baile desierta donde solo hay dos figuras que se mueven seguidas por el cañón de luz.

Termina una y empieza otra. La percusión primero. Después viento. Puro swing. Ya no puedo dejarlo, estoy en el Cotton Club. La neblina producida por el humo del tabaco envuelve el local, corre el alcohol, fuera se pelean, mientras los coches esperan su turno para descargar a los pasajeros que hacen cola para entrar.

Para bailar In the Mood necesito a alguien. Las acrobacias no son lo mismo cuando eres unicelular. Pero mis manos se mueven siguiendo el compás. Largos abrigos, trajes, sombreros, faldas anchas que se despliegan con las rápidas vueltas. El contrabajo habla en el Bronx. Le sigue el piano, contando la historia de una ciudad iluminada, de disparos en la noche, de secretas reuniones para decidir el destino de los hombres...

Cierran los bares, un coche se desplaza silencioso, solo se divisa dentro la brasa de un cigarrillo encendido. De lejos se oye suave, la música. En lo alto, el azul palidece ante el inminente amanecer...