domingo, mayo 08, 2005

8-05-05

Repaso a la discografía de Tori Amos. Si muriera hoy, sería un fantasma feliz? Más bien me dedicaría a hacerles la vida imposible a los enanos mentales, los pobres de espíritu y los hipócritas redomados, regocijándome en ello. Así que posiblemente sí sería un fantasma feliz, algo que me es difícil de alcanzar en vida. La felicidad, que lo de fantasma...

Os he dicho alguna vez que, por encima de todo, odio la mentira? Seguro que sí. Y no me cansaré de repetirlo. Porque, además de que a la larga, todo se sabe, es una afrenta a la inteligencia (la mía) y si pese a todo consiguen engañarme, cuando me doy cuenta (que más pronto o más tarde la lucidez llega) me siento mal conmigo misma por haberme dejado embaucar. Y eso, quizá, sea lo peor. Si alguien es capaz de mentirte por banalidades, qué no estará dispuesto a inventar cuando vengan causas mayores? Pues eso. Desconfiad de las “mentiras piadosas”, que luego vienen las grandes mentiras de la historia.

Mis agujetas bien, gracias. Mi espalda ya es otro cantar. La fotosíntesis, aunque al principio me deje para el arrastre, acaba sentándome bien. Giro los pétalos al sol y dejo que sus ondas atemperen mi fría piel de viborilla. Después de dos horas de exposición y para tranquilidad de Poleo, me invade un estado beatífico que me deja sin ganas de morder al personal y me conformo con mover sinuosamente mis anillos al son de la música.

Pese a todas las tonterías que escribo, que nadie piense que me siento desgraciada. No lo soy. Bueno, a veces sí, pero no tantas como parece. Solo que es mucho más difícil inspirarse para hacer reír. Y mi vida tampoco es una sucesión de anecdotas jocosas. No pertenezco al Club de la Comedia ni soy guionista de Frasier, o Seinfield (que para mí no tiene gracia ninguna) o Las chicas Gilmore (simplemente genial)

No necesitaré paraguas para la lluvia y me despertaré en un campo de fresas cada día.

Porque seré un fantasma feliz.